En el camino de la vida, “aquel que vive para siempre”, se ha puesto a la cabeza de una banda de peregrinos que murmuran: “¿Hasta cuándo seguirá esto?”, (Salmo 89-46) “¿Cuánto tiempo tendré que soportar esta enfermedad?”, “¿Cuánto tiempo tendré que soportar a mi conyugue?” “¿Cuánto tiempo tendré que soportar este salario?”. ¿De verdad quieres que Dios te responda? Ante estas interrogantes Él podría responder en términos del aquí y ahora con incrementos del tiempo que conocemos. “Dos años más con la enfermedad”. “El resto de tu vida en el matrimonio”. “Diez años más para las cuentas”; pero muy rara vez hace eso.