En el camino de la vida, “aquel que vive para siempre”, se ha
puesto a la cabeza de una banda de peregrinos que murmuran: “¿Hasta cuándo
seguirá esto?”, (Salmo 89-46) “¿Cuánto tiempo tendré que soportar esta
enfermedad?”, “¿Cuánto tiempo tendré que soportar a mi conyugue?” “¿Cuánto tiempo
tendré que soportar este salario?”. ¿De verdad quieres que Dios te responda? Ante estas interrogantes Él podría responder
en términos del aquí y ahora con incrementos del tiempo que conocemos. “Dos años más con la enfermedad”. “El resto de tu vida en el matrimonio”. “Diez años más para las cuentas”; pero muy
rara vez hace eso.
Usualmente opta por medir el aquí y el ahora contra el allí
y el entonces. Para obtener respuestas a estas interrogantes solo hay que
llegar a comprender que la causa de nuestros problemas no son los demás, ni el
mundo de allá afuera, sino nuestra propia mente, aparentemente incapaz de
concentrarse en el ahora por estar pensando en el pasado y preocupándose por el
futuro. Amiga y Amigo del camino, según
mi experiencia y mi misión de vida actual, el tiempo es muy sabio, solo después
de un cierto proceso, el ubica a todos los componentes de un sistema, en el
lugar que le corresponde, tarde o temprano a cada uno le llega el fruto de la actuación,
puede ser agradables, excelentes, regulares o repugnantes, pero será en base a la
actuación de cada uno. En este sentido si tomas en cuenta que el
camino, la verdad y la luz están dentro de cada uno de nosotros, solo así haces
presencia con el verdadero ser que está dentro ti, esta mirada nos conduce a
que Dios es Dios de proceso.
María C Pernil
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