¡Feliz día apreciados lectores! El tema que hoy quiero
abordar con ustedes me apasiona enormemente, lo experimento en cada uno de mis
episodios diarios, y saben, no me ha convertido en más rápida, más Inteligente
o más fuerte, tampoco ha eliminado todas mis situaciones conflictivas pero, si
me ha permitido aprovechar, al máximo mi potencial y obtener mejores
resultados. Ella no solo me ha concedido utilizar más eficazmente mis
habilidades, sino también me ayuda a evitar aquellas cosas sobre las que no tengo
el control y que me afecta negativamente.
Hoy día está muy difundida la actitud mental positiva, y
este es un buen punto de referencia para entender lo que es una de las grandes
características de la persona sana: la actitud mental constructiva. Una persona
con una actitud mental positiva, tiende a mirar una sola cara de la vida, la
positiva, esto es bueno porque la inmensa mayoría de las personas están viendo,
por hábito, solo la cara negativa con sus funestas consecuencias. Sin embargo,
la actitud mental positiva tiene sus limitaciones.
La persona con actitud mental constructiva ve las dos caras
de la vida para abordarlas sabiamente; sabe, por ejemplo, que todos vamos a
morir, que tendremos dificultades tropiezos y fracasos, pero se trata de sacar
de estas cosas del lado oscuro de la vida, un aprendizaje que nos lleva a madurar
más y hacer cada vez más sabios. De los fracasos y tropiezos podemos obtener
más madurez y aprendizaje que de otras experiencias, si los abordamos
constructivamente; ellos nos muestran nuestros problemas y sus consecuencias de
un modo dramático.
La persona con actitud mental constructiva no solo cambia,
sino que induce en los demás cambios constructivos. El núcleo de la actitud
mental constructiva busca darle a los demás lo mejor de nosotros como personas;
el adaptar este hábito es transformador de la salud del paciente, de la persona
como totalidad y de la sociedad misma. El paciente y el terapeuta que han
comprendido y aprendido vivencialmente el mensaje central de la actitud mental
constructiva, busca darle a los demás algo de felicidad en su relación diaria;
esta búsqueda va transformando nuestra vida, haciéndola más fecunda y más
plena, y es un elemento para conseguir una salud radiante. La actitud de
preocupación no es constructiva, genera angustia y temores, por lo que la
persona debe ir aprendiendo a manejar sus preocupaciones, sustituyéndolas por
la confianza, esto ha sido trabajado por mí en el camino de mi vida.
Apreciados lectores aún en los casos más desesperados
podemos dejar en manos de la divinidad, esas cosas que están más allá de nuestras
posibilidades, como se mencionó anteriormente. En resumen, la actitud mental
constructiva lleva hacia una relación más armónica con nosotros mismos, con los
demás con la naturaleza y con nuestra fuente espiritual; nos convierte en
mejores vecinos, mejores hijos, mejores padres, mejores amigos.
María C Pernil

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