¡Feliz día apreciado lector!.
Todo tiene una causa, nada es casual y nuestros pensamientos son los causantes
directos de nuestras acciones y en gran medida del éxito o el fracaso de todo
aquello que emprendemos. Esa pantalla interna se libra a base de pensamientos,
lo que denominamos voz interior. Y como dice Ralph Waldo “El pensamiento es la
semilla de la acción”. En este sentido, la clave está en dirigir tus acciones
de manera consciente y deliberada para hacer que jueguen a tu favor.
Apreciado lector, si analizamos
nuestros pensamientos, fácilmente nos daremos cuenta de que están formados ni
más ni menos que por palabras. Pensamos y razonamos a través de
ellas. Las mismas que utilizan un buen líder para sentirse motivado y para
motivar. Si atendemos a esta última analogía nos daremos cuenta de la importancia
de escoger bien las palabras que utilizamos en nuestro diálogo interno. Hay que
tener en cuenta que nuestro cerebro no entiende de literatura, de matices;
sencillamente funciona a través de conceptos puros.
Si le propongo al lector de este
artículo que NO piense en un elefante rosa, estoy seguro al 100% que en este
mismo instante será exactamente en lo que está pensando… en un elefante rosa.
Llevado a la mente de un deportista, si su diálogo interior le da instrucciones
como “NO puedo rendirme” ó “NO puedo fallar”, las palabras que resonarán en su
cabeza una y otra vez no serán otras que rendirse y fallar, lo que aumenta
exponencialmente las probabilidades de que termine haciendo alguna de esas dos
cosas. Pensar en positivo, ó más bien, formular las órdenes a mi cerebro en
positivo influirá decisivamente en las posibilidades de éxito. Por
ejemplo, en lugar de pensar “no puedo rendirme”, pensar “voy a seguir”, “quiero
ganar” ó cualquier otra sinonimia en positivo que se nos ocurra.
Este es el arte de las
Herramientas del Éxito para el aprendizaje en Programación Neurolingüística,
que manejamos en nuestro Centro de Entrenamiento y Capacitación Acitmar, el
entrenamiento es un viaje desde adentro para triunfar.
María C Pernil
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